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sábado, 6 de abril de 2019

Cuentas sucesivas

Creo que debería dejar de hacer cuentas cada vez que extraño a un alguien, cada vez que pierdo a un alguien, o que me pierdo a mí.



Edu, me gusta, es raro, desde la primera vez que vi esos ojos mirándome, pensé que tal vez el era esa persona, al que busqué tanto, al que dejé de buscar, al que esperé y también dejé de esperar. El era distraído y divertido, me hace sentir esas cosas en la panza, esas que se sienten cuando todo es por primera vez.

Lo miré a esos ojos tan lindos, con mi mano en su mejilla, cerré los míos con fuerza para mantener la sensación por si era un sueño, le dije - tienes esos ojos, los ojos más lindos que he visto - Se ríe y se acerca para besarme en la frente, me gusta cuando me besa en la frente porque me siento protegida.
Enciende el auto y nos vamos, llevo el vestido nuevo, uno rojo que me hace ver más delgada, sé que no le importa pero quiero estar más linda para él. Tomo su mano sobre la palanca de cambios, lo hago así porque tengo miedo de que no quiera tocarme después de todo lo que ha pasado. 
Llegamos, nos sentamos frente a frente junto a la ventana del precioso restaurante, hablamos de todo y de nada, intentamos pasar por alto el motivo de este encuentro, hay que eludir el problema a toda costa, porque este momento es perfecto. 
Hay muchas cosas que quisiera decirte - le digo - con miedo siempre de reventar la burbuja.
No te preocupes - responde - quiero que empecemos bien, de nuevo. Quiero aprovecharte y que me aproveches, soy consciente de lo que te han herido y del miedo que eso genera, yo también tengo miedo, pero podemos tener miedo juntos, o ser valientes juntos, dependiendo del día, claro. Toma el vaso nervioso y da un pequeño sorbo mientras me mira. Se aclara la garganta y casi sin voz musita - Quiero que lo intentemos, que nos equivoquemos pero juntos, yo también creo que hay algo aquí - señala el espacio vacío entre nosotros.
Creo que todo es muy absurdo - digo - desde la primera vez que te vi, vi algo en ti, imaginé un futuro, no sé si hasta hoy o hasta mañana, pero te vi aquí conmigo.
El resto de la cena transcurre entre risas e historias, el me mira atentamente mientras le relato recuerdos y pensamientos tratando de hilar algo que me haga más coherente o interesante, fracaso como siempre, pero eso me hace ser yo, y él lo sabe, dice que eso es lo que le gusta, lo que le gustó desde el principio, que estoy totalmente loca, que soy impredecible y que pienso con los pies, pero al mismo tiempo soy un misterio, no sabe como tratarme.
Volvemos al auto tomados de la mano, me mira, toma mi cara entre sus manos, y me besa, es un beso lento y tierno y ninguno quiere que termine, siempre nos pasaba lo mismo, ninguno quería arruinar el beso. Porque siempre era nuestro momento.

Algo así hubiese pasado, me imagino, si me hubiera dado una oportunidad. Si él también se la daba.
Lo único cierto es esto:
- Eres una gran mujer y por mis temores me lo estoy perdiendo
- Te hubiese gustado haber hecho algo, o cambiar algo?
- Obvio, debimos haber conversado bien el asunto y tratar de solucionarlo

...bueno, y el vestido, de verdad existe y de verdad iba a ponérmelo cuando saliéramos la última vez, algo en ese vestido me hacía creer que tenía el poder de cambiar mi suerte, mi destino. Y también hay una verdad ahí, existe algo con ese poder, alguien... yo.

(desde ése último escuálido diálogo por whatsapp han pasado 5 días y ninguna señal, más que yo humillándome otra vez, dejando un mensaje de renuncia, que probablemente no importa y no hará ninguna diferencia)

en algún momento voy a aprender
y dejar de sacar cuentas también


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